lunes, 4 de julio de 2011

Leopard Skin I.


La primera vez que la bese supe que me haría mal. Pero como dice un Escorpiano amigo “eso lo hace mas lindo”.
A decir verdad no me hizo mal, después de todo existe el libre albedrío y contra eso nadie puede luchar.
Una vez la vi vestir una piel de leopardo, automáticamente me sentí en la piel de un cordero. Ella me amaría hasta que no sintiera nada y después solo se iría, sin mirar atrás, sin volver a llamar. Sentí mucho frío como si el ángel de la muerte pasara delante de mí y me susurrara que lo nuestro tenía fecha de vencimiento. Nunca fui buen perdedor y ya que estaba en el juego debía jugar y tratar de ganar y sino lo conseguía podía estar feliz por haber perdido contra ella.
El día que el juego termino pasó demasiado rápido.
Miro mis ojos y dijo – Es todo.
Yo seguía mirándola, su pelo castaño claro con rulos. Su piel morena. Sus ojos color miel. Sus pequeños labios. Lentamente empecé a ver sus manos y eso fue lo último que vi de ella. Segundos después estaba mirando una puerta de madera. No podía hacer mas nada, comencé a caminar. Como es de costumbre empecé a recordar todo y hasta pensé en volver. Pero seria inútil, ella ya estaría sentada en la mesa pasando resúmenes de biología u otra materia. No digo que no le hubiera afectado, quiero pensar que si, pero ella era así en su vida y siempre que me preguntan como era. Solo respondo – como la piel de un leopardo. 

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